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TOXICOMANIAS: «Contribuciones a una Clínica de la Práctica Preventivo Asistencial».

Dr. Bruno J. Bulacio

Con motivo de un pedido de formación y supervisión para el área de prevención de uno de los centros asistenciales de la ciudad de Buenos Aires, me pongo en contacto con un grupo de colegas que había recibido una demanda relacionada con la conducta de un grupo de adolescentes que solían frecuentar las proximidades de una unidad sanitaria abandonada.

El equipo decide instalarse en ese lugar e iniciar desde allí alguna labor preventiva-asistencial orientada a los jóvenes, dado que había una eventual preocupación por el consumo de drogas y otras conductas ilícitas de esa comunidad de jóvenes.

«A vos que sos adolescente y necesitas preguntarte sobre aquellas cosas que no comprendes». «A vos que estás preocupado y queres saber qué es lo que te pasa».

Rezaban unos volantes impresos distribuidos en aquellos lugares donde solían frecuentar estos adolescentes.

Equipo: ¿Qué podemos hacer; a consulta no llegó ninguno y estamos en ese lugar para «recibirlos»?. ¿Cómo acercarnos, cómo dirigimos a ellos?. Ya agotamos todos los recursos. (No evitaron a esta altura, preguntarse si era posible o no la prevención).

La presencia de los profesionales es y va a ser resistida, pero la resistencia también es nuestra; es mucho más fácil cuando una institución te contiene. estamos mucho más seguros en el Centro que en la unidad abandonada

B.B.:-No se trata de un problema de seguridad, de lo que ocurre cuando el equipo deja la institución, la pregunta que me acercan es otra, distinta de la que se formularían por la presencia de estos jóvenes en esa unidad. Se preguntan por un desencuentro». ¿no están acaso en ese lugar para recibirlos?, ¿qué ha fallado entonces con la intención de acercarse a los jóvenes, cuando a la consulta no ha llegado ninguno? ¿Pueden afirmar con convicción que no necesitan en absoluto de ustedes?, no lo creo.

Hay que preguntarse si la oferta que le acercan a los jóvenes es consecuente con lo que éstos esperaban del otro.

Y no hay sino un modo de saberlo: interrogar por qué vía se conduce esa demanda hacia ustedes. Equipo: -Los adolescentes nunca han demandado, la demanda fundamental tiene que ver con las dificultades de un grupo de madres en el manejo con sus hijos adolescentes.

B.B: No se han acercado a ustedes sino a interrogarles a propósito de esa función, de ese ejercicio cotidiano de ser madres y muchas de ustedes lo conocen. No advierto el motivo por el cual no se ha podido escuchar esto, pero de algo estén seguros, de que los jóvenes no han apelado sino a esa presencia. no es a la puerta de ustedes donde han ido a tocar. No puedo imaginar a esos jóvenes, esos mismos que frecuentan las salas de juegos electrónicos demandando de un análisis. No estoy diciendo que no ocurra algo con ellos, estoy diciendo que lo que no han podido escuchar esta vez es esa «otra demanda».

En cuanto a los jóvenes, no lo esperan todo de estas mamás, cualquiera puede adivinarlas multiplicadas en sus tareas tan desprotegidas como sus propios hijos y lo que es peor no comprenden que es lo que en realidad ocurre con ellas, y adrede no hago aquí la mención a la figura del padre, ese gran ausente en esta alcoholismo, abandonos, separaciones, violencia familiar, etc. que ustedes aun no han recibido en los historia de consultorios de esa unidad o es que podían esperar

algo distinto de esa comunidad entre otras cosas «marginada», «carenciadas como se sabe decir en nuestros días.

¿Creen ustedes que es más tranquilizador responder al contenido expreso de esa demanda tal como me lo han formulado?.

¿Por qué habría de tranquilizarlos? ¿No es sino una frase hecha para justificar lo que ahí no se ha podido escuchar?, pero no es del todo una responsabilidad de ustedes como de lo que representan.

Lo que creo que sí puede resultar tranquilizador es no reconocer en cuanto están presentes ustedes mismos como objeto de ella.

Esperaban ellas (las mamás) un cambio de actitud en los jóvenes y terminaron actuando ustedes sobre esa «comunidad»; me pregunto qué había quedado de esa dificultad que les había conducido hasta ustedes a propósito del manejo y la relación con sus hijos.

Les decía que lo que se me acercaba era la pregunta por un desencuentro, el que se producía entre ustedes y los jóvenes, entre esas madres y sus hijos. Habría que preguntarse qué los habrá desencontrado con ustedes mismos.

Quizás los jóvenes lleguen hasta ustedes, pero no antes de que hayan podido operar sobre estos desencuentros.

Porque es a ese lugar a donde ellos dirigen su mirada, es de esos padres de quienes depende esta respuesta.es de ellos de quienes dependen los jóvenes, no son ustedes quienes pueden ejercer un poder sobre sus hijos, así y como esta vez ustedes no lo han querido ejercer sobre quienes han llegado a consultarlos. Porque en esto de la angustia de ser padres de este desencuentro, algo pueden esperar de este servicio.

No han podido escuchar esa demanda y han terminado haciéndose cargo de algo que es totalmente ajeno al ejercicio de la función para la que han sido convocados.

Tienen algo en común con quienes se han acercado hasta ustedes, ellos tampoco por alguna razón han podido atender la demanda de sus hijos; no comprenden demasiado bien qué es lo que ese mensaje en acto encierra, denuncia para ellos y ha sido transferido sobre ustedes.

La identificación con el objeto de esa demanda: es en ese lugar donde los veo capturados en

las redes de sus propios discursos; como si ustedes también fueran destinatarios de otra demanda, que les exige que hagan algo por esos jóvenes, la que los conduce fuera del hospital; les invito a reflexionar sobre esto, ahí radica la x de la ecuación a resolver, la incógnita con que designo al verdadero-sujeto de la a-dicción», es en esa dirección hacia donde se orienta la clínica en este campo.

Esa fuente de enunciación nunca coincide con ese enunciado que es el toxicómano y que hace causa de la demanda de esa comunidad. Ustedes saben, siempre proviene del otro, está ahí, es-lo obvio», pero por alguna razón no lo han querido ver…

No se qué representa este equipo para el servicio, para las autoridades, para los mentores de lo que debe ser la práctica de la prevención en estos centros de salud, ¿Qué es en definitiva lo que se espera de ustedes?.

Esto es lo que traen hoy como pregunta a la supervisión, es todo un síntoma de esta práctica y no pueden dejar de escucharlo. Lo obvio que les señalaba es lo que no pueden ver de ustedes mismos, lo que los -desencuentra» frente a esa «otra demanda» tanto de la institución que representan como de lo que esa comunidad espera de ustedes.

Sostengo la hipótesis que lo que se pone al descubierto: la dificultad de escuchar lo obvio-tiene por objeto la reproducción de lo que supuestamente estarian ustedes llamados a prevenir con su presencia en esa unidad. Esto encierra una verdadera paradoja, que denuncia el carácter iatrogénico de esta práctica si no estamos lo suficientemente prevenidos. Equipo: -¿Paradoja?.

B.B. -Esas conductas de las cuales parecen ustedes prevenirse no son sino una consecuencia, un resultado permanente de lo que ahí no termina de escucharse: El toxicómano o lo que éste representa, como objeto del dolor (goce) del otro.

Ustedes son la trama al descubierto de lo que oculta ese «no representable», son en cierta forma también sus productos.

Es por la vía de la angustia que este sujeto declarado toxicómano puede llegar hasta ustedes y no será sin consecuencias advertir que es casualmente ahí, donde lo denuncia, el «goce», el dolor, la impotencia del otro, donde éste sostiene la plenitud y sentido de su acto.

Sostengo la tesis que es por la vía del síntoma del otro que estamos en condiciones de vaciar la significación de ese acto, dicho de otra manera, de destituir esa identificación, ese modo de ser en el mundo, ese lugar al cual el sujeto se aferra y está llamado a representarse por la paternidad y función del objeto que lo nombres. Por eso requiere de la droga y o renuncia fácilmente a ella, no es un objeto negociable

Sin embargo habrá una operatoria por la cual el objeto sede su lugar es este encuentro con el otro, y no es sencillo imaginarlo porque a diferencia del síntoma el sujeto sabe de su deseo, lo que no sabe, lo que viene a interrogaren ustedes es el lugar del otro.

Por eso se lanzará sin concesiones a la búsqueda de este encuentro

De ustedes depende cómo escuchen esta demanda que por alguna vía -en este caso los padres ha llegado a tocar las puertas de este servicio. Si me preguntan: Espera usted algo nuevo de ese encuentro entre esos padres y sus hijos?.

No es sino la marca de una presencia y su verdad lo que lo precipita. No lo imaginen tan sólo en el contexto de ese artificio que designamos con el nombre de psicoterapia.

Tendrán que trabajar este paradigma. Son ustedes quienes soportan esa pregunta que pone en cuestión todo el andamiaje de este esfuerzo por resolver un problema del otro, el de esta comunidad.

Muchas veces me encuentro con colegas que me acercan estas cuestiones:

-Los toxicómanos no permanecen en tratamiento en algunos casos unas pocas entrevistas siempre median interrupciones, algunos retornan pero soes la regla hay muchos abandonos, nunca cumplen con nuestras expectativas». La constante es esta variable, y la causa es siempre contingente»,

Como ven esa demanda está siempre de muestro lado, es una cuestión casi patognomónica de nuestra práctica y siempre hay algo que no termina de cumplir con las expectativas de nuestro discurso,

En definitiva, si nuestros pacientes se vanes porque hasta ahora no hemos podido advertir convencidos que nunca estuvieron. Yalohe dicho en otros lugares: «Es necesario desinstitucionalizar la escucha, para que la palabra no aparezca denegada frente al arbitraje de la razón, de una razón que pretenda domesticar la verdad bajo el dominio de un supuesto saber de especialistas.

No hagan psicopatología. No hay tratamiento de las toxicomaníasso de toxicómanos,lo que hay -y es esto lo que quie dejarles indicado a propósito de este desencuentros que motiva el pedido de supervisión-esel tratamie de otra demandas donde, como les diye antes, sujeto de la adicción rara vez coincide co enunciado: esos jóvenes de quienes ustedes mi insisten en proponerse sus terapeutas,

Les pido que sean más bien pacientes p poder escuchar, fuera de la perentoriedad de las respuestas que se exige de ustedes, otra cosa may distinta de lo que ese acto denuncia en una primers aproximación.

Siempre hay ahí un problema malformade por el otro.

Toda la tarea consistirá en ordenar in términos y el lugar de la x en esa ecuación. Las anticipo, no es una tarea fácil, requiere verloo

Para la pregunta que han traideala supervisión no hay sino una clínica del otrocen caso podríamos decir una clínica de la práctica modo de pensarse a ustedes mismos, principales sujetos de ese relato oficial».

Dr. Bruno Bulacio Director de IDIA