Project Description
Acting-out: el historial de un adicto.
Beatriz Cevasco de Halliburton
Bruno J. Bulacio
Presentación
Esta presentación tiene por objeto introducir algunas puntuaciones sobre la problemática del acting-out, ciñéndonos a la singularidad de un caso que no escapa a las generales de la ley en la que se halla inserta nuestra práctica como analistas, dentro del campo institucional que nos ocupa.
La noción del acting-out y su articulación con el pasaje al acto, no ha sido pasible de revisión en el sentido en que ésta ha sido introducida por Lacan.
Dado el grado de complejidad que la articulación de estos términos presenta en su referencia al campo clínico, dejamos aquí abierto a todo tipo de consideración que al respecto quiera introducirse.
El lugar: una institución que propone un tratamiento a quienes hacen Uso Indebido de Drogas. (CE.NA.RE.SO.).
El momento: una entrevista familiar. Están presentes un padre, la segunda mujer de ese padre y el hijo internado en la institución.
El padre dice al hijo: «con todo lo que yo amo a esta mujer, vos, realmente vos, sos mi vida». Momentos después de finalizada la entrevista, el hijo rompe un vidrio de un puñetazo, toma un fragmento y se produce múltiples heridas cortantes en ambos brazos.
Una familia consulta, el hijo menor Marcos, un adolescente de 17 años, consume drogas. Su adicción data de la pubertad, tomando características compulsivas, aumentando su ingesta en frecuencia, calidad y cantidad.
Significativamente no presenta causas judiciales vinculadas al consumo ilícito de drogas, sí tiene una causa reciente caratulada «robo y asociación ilícita» que le valió su reclusión por espacio de 10 días en un instituto correccional para menores. El juez aún no ha dictado sentencia.
La familia se muestra preocupada por la adicción de Marcos, confesando no poder poner límites a las actuaciones del hijo. El padre ha intentado resolver el problema con sus propios métodos: desde intentar dialogar, hasta supervisar personalmente el consumo, pasando por seguirlo sin que se de cuenta, conocer el grupo de adictos, saber quienes le suministraban,- etc. Propone su propia teoría: la sociedad, la lucha de clases, los marginados.
Marcos se mantiene en silencio, sólo contesta con monosílabos, no contradice la opinión de la familia, sosteniendo con su silencio el discurso de otros. Otros hablan por él.
Cuando esta familia se acerca a la consulta, plantea un primer interrogante al equipo de admisión: hay dos mujeres con un mismo apellido, dos señoras de un señor, el padre de Marcos, ambas muy parecidas físicamente y vestidas con un mismo estilo. ¿Quién es la
madre de Marcos? Parecía que el lugar incuestionable es el de este padre, En el decir de la familia, Marcos ha sido siempre un «chico difícil». En la escuela no se integraba a su grupo de pares, no aceptaba las normativas escolares. Su infancia aparece marcada por repetidos episodios de carácter transgresivo que van evolucionando hacia conductas del tipo acting-out, con mayor repercusión en su entorno social y familiar. Sus actuaciones irán tomando una singularidad exhibicionista y dramática.
A la edad de 12 años intenta quemar la bandera del colegio, organizando un motín con consignas políticas; posteriormente provocará un principio de incendio arrojando una pastilla de gamexane dentro del auto del director. En 2do. año abandona el colegio por sugerencia de su padre, en tanto las pocas veces que concurría lo hacía drogado. En ninguno de estos casos hubo, sanción alguna, las autoridades del colegio declinan su expulsión dado el vínculo de
amistad que existía con los padres. El padre se encarga de conseguirle trabajos, uno de ellos en un negocio propiedad de un amigo, Marcos roba dinero de la caja. Pierde el trabajo. Luego en un laboratorio químico, le piden que se vaya, por trabajar intoxicado, por último., en una escribanía como cadete, bajo las órdenes del padre, en este período aumenta su ingesta y pierde cheques y documentos importantes.
El grupo familiar está compuesto por el padre, Aldo, la madre Virginia y José, el hermano mayor. Los padres de Marcos están separados, Aldo constituye nueva pareja con la que entonces era su secretaria, Mariela, una joven de 19 años con quien convive actual-
mente y con quien tiene 3 hijos. La separación aún no se ha formalizado legalmente, ni existen trámites de inicio.
Aldo, su padre, marino retirado se desempeña como asesor legal de una cooperativa. Es un abogado sin título, pero ejerce como si lo tuviera. Desestima la ayuda institucional respecto de la situación legal de su hijo, el caso lo lleva él, dirá: «conozco desde hace mucho tiempo los tribunales y sé cómo manejar estas cosas».
Descendiente de una familia escocesa radicada en el interior del país; abandona la casa paterna a la edad de 12 años, refiere, por no poder soportar las exigencias y rigidez de su padre: «lo odié toda mi vida», «lo volví a ver cuando ya estaba viejo y enfermo, me dio lástima». Su muerte le fue indiferente.
Durante un tiempo vive alternativamente en casa de familiares, hasta que decide viajar a Buenos Aires, en compañía de su íntimo amigo Luis, estudiante de abogacía. Estudia junto a él toda la carrera, pero nunca cursó ni rindió ningún examen.
Aldo decide entrar en la marina, para esa época conoce a Virginia, a través de Luis, quien mantenía un noviazgo con la hermana de ésta.
Ambos amigos se casan con ambas hermanas. La relación con quien será la madre de Marcos es definida como tumultuosa y conflictiva por el carácter dominante e impulsivo de ésta. Su necesidad de encontrar una mujer que lo hiciera sentir hombre y que le diera un lugar de valoración, precipita la separación.
Virginia proviene de una familia italiana, «muy tradicionalista y pegoteada». «Las mujeres de mi familia son muy dominantes, tanas duras pero sometidas, ninguna se atrevió a separarse de sus maridos, a pesar de los problemas. «Papá era muy autoritario, pero en el fondo una persona débil, teníamos continuas discusiones». Esta relación con su padre la lleva a su primera experiencia de análisis. «No podía despegarme de mi familia, ya llevaba varios años de casada, pero mi casa no era mi casa, mi familia no era mi familia, creo que no podía crecer».
Recuerda que estaba muy enamorada de su marido «era_ mi héroe». En este momento de la pareja nace José. Cuatro años después queda embarazada de Marcos. El héroe ya no es tal, ha incursionado en demasiadas aventuras. El nacimiento de Marcos coincide con su desmoronamiento.
Desde Virginia su marido es un hombre muy manejador, con una verborragia convincente, pero débil y dependiente. «Un machista y para mí una pareja son dos tipos que tiran para un mismo lado». La sola mención de Aldo y Mariela provoca arrebatos de odio y resentimiento. Virginia se entera de esta situación por una carta de amor «muy subida de tono» que Aldo por «error» envía a la dirección de su propia casa. En la militancia política ambos se ubican «dentro de una misma ideología pero en posiciones extremas opuestas», «creo que Aldo eligió esa tendencia, no por convicción sino simplemente para darme la contra».
Virginia y Mariela, la nueva mujer de Aldo, son buenas amigas, y esta amistad se construye una noche en que estando Virginia de guardia (luego de la separación ejerce su profesión: partera) tiene que atender una urgencia, el preparto del primero de los hijos de su marido y Mariela: «yo me enteré después de quien era, Aldo la llevó». El tema de encuentro entre las mujeres parece ser Marcos, Virginia agregará que también Aldo es el tema «ésta es una forma para mí de comprobar que mi marido comete los’ mismos errores con ella».
José estudia abogacía y trabaja en el estudio de su tío Luis. Convive con su madre. No sabe en realidad quién es Marcos y se pregunta el por qué de esa necesidad de su hermano de ser el
centro de todo. Piensa que por alguna razón Marcos lo ha repetido, imitando lo que él hacía pero multiplicado por cien. En el terreno profesional piensa que ha seguido el camino marcado por su tío, un camino más difícil económicamente pero de mayor honestidad.
Mariela dice de su relación con Aldo que es vivida como de hija a padre. Las dificultades con Marcos surgen por competir por el amor paterno. Refiere estar profundamente enamorada de su marido y hace continuo hincapié en la seguridad de su situación. Recuerda a su padre como a alguien inaccesible al cual sólo podía llegar a través de su madre.
Algunas reflexiones
Pensamos que esta familia presenta las características de una estructura de clan, en principio sostenida por el discurso paterno, desde un lugar de «amo» es desde donde éste ejerce su dominación. Dispone las normas y las maneja a su arbitrio, pero mantiene ciertos recaudos respecto de la ley social. Transgrede, pero se ingenia para sortear la sanción. Es un abogado sin título, un extremista, un Don Juan, pero hasta ciertos límites. Su poder está asentado en dos familias que no se separan ni se plantean interrogantes acerca de esta peculiar situación.
Aldo repite a su padre, ese padre rígido y autoritario, que impone que todo debe hacerse a su manera. Crea su propio mito de liberación, pero no hace más que repetirlo.
El clan es, a su vez, sostenido por las dos mujeres. Ambas se preguntan por el padre. Virginia acepta el lugar de «Reina Madre» propuesto por Aldo, lugar al que siempre regresa el héroe de las leyendas escocesas, lugar de poder y de dominio.
A pesar de poner de manifiesto su disgusto por el clan, de sostener el mito de su independencia y emancipación, Virginia continúa atrapada en la endogamia. No intenta nuevas parejas. En su decir «la mina está muerta». Aldo continúa siendo su único hombre.
Virginia anuncia el derrumbe del héroe con el nacimiento de Marcos. El hijo queda así atrapado en el deseo materno, es este hijo el que viene a señalar la castración de su padre, está llamado a denunciar un lugar de 1+cción y de impotencia. Es el representante en lo real de la castración paterna. Es el imposible de este padre, con Marcos fracasa el presunto lugar del «amo». Su adicción se hace portadora de un «ruido» que no pueden producir otros.
Esto es algo que sostiene pero al mismo tiempo denuncia de que algo no funciona en esa estructura. Todos se preguntan por el padre, pero Marcos lo «marca» en acto.
Es el «contradictor» de la ley que éste impone, transfiriendo este desafío a la escena social.
Desde la madre es un hijo sin historia, no se conserva nada de él. Desde un lugar de víctima los denuncia, los compromete. Pero no puede separarse de esta familia, tiene que ser el «centro» aún a riesgo de su propia vida. Su destino es el del héroe, el que está más allá de la vida y de la muerte. Marcos dirá que él es el termómetro de su familia. Este pretendido lugar también es una ficción, no está «marcado». Tiene que marcarse en lo real, se torna un imposible. Su lugar es un «no lugar», se sustrae al sentido. Si Marcos vive en la droga es porque el objeto representa el elemento imposible que le devuelve su estatuto de ser para otros. Marcos es el deseo de una falta, está llamado a señalar este lugar, a generarlo. Es el significante que señala ese «real inaprensible» a la captura del Otro como causación del deseo. Toda su vida parece constituida para sortear la «ley», para cuestionar su forma, para eliterar su contenido, para
dar un paso más allá de lo que el límite del sentido impone.
Va más allá que su padre: Marcos es un drogadicto, un contradictor. Este lugar lo constituye en un imposible. El padre puede serlo todo, un abogado sin título, sostener dos familias, ser un
hombre para dos mujeres, pero no puede con este hijo. Acá trastabilla y se derrumba. Marcos es presencia a través de la droga, alrededor de la cual construye su propio mito delirante, mito que opone al mito paterno y lo somete a cuestión.
Pero en este intento de clivaje, de diferenciación queda nuevamente atrapado. Es el transgresor de la transgresión que sostiene el padre. Su intento es fallido, no es un drogadicto exitoso. Su omnipotencia revela su ineficacia. Cuando su mito pierde convicción, cuando se abre un espacio en su condición de sujeto, cuando el lugar de la víctima no le basta para sostenerse, Marcos parece no tolerarlo, el objeto droga es llamado a ocupar el lugar de la palabra, y es desde allí desde donde nos habla.
Transgrede las normas institucionales, pero la sanción parece no bastarle. Impone su propia lógica, reincide, vuelve a transgredir, consigue finalmente ser expulsado. Marcos es ahora, como lo fue siempre, el contradictor de esa ley que sostiene y orienta la cura. La normativa institucional como los recursos de que ella dispone, denuncian su ineficacia. Marcos se constituye así, en ese imposible que viene a interrogarnos. Sus actuaciones se sustraen a la lógica de lo esperable, algo se nos muestra como inasible a las propuestas que orientan nuestra escucha.
Un año después nos escribe desde la cárcel, cumple una condena de varios años por tráfico ilícito.
Meses antes de su detención el padre sale de la cárcel donde permaneció sólo dos meses por investigación de presunta estafa.
Si algo en el orden de lo real se ha puesto en juego, si la demanda de una ley se ha puesto en acto, ese límite al imposible, parece que para Marcos sólo puede ser satisfecho desde un lugar, los límites de su propia celda.