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Prologo
Los autores de estos estudios nos acercan casos y situaciones reales, dolorosos y angustiantes, observados a la luz de la teoría psicoanalítica y relacionados con la adicción a las drogas.
Buenos observadores de la realidad concreta, tamizada por su experiencia psicoterapéutica institucional y sobrellevada con verdadero afecto y criterio profesional, nos ilustran con nociones freudianas clásicas y algunas formulaciones de Jacques Lacan, sin hacerlas coincidir, no obstante, por completo.
El capítulo de las perversiones consideradas como estructuras de la personalidad condicionantes de comportamientos humanos de imprescindible abordaje terapéutico, no está agotado.
El punto de arranque para la investigación de las perversiones fue suministrado por Freud cuando descubrió la sexualidad infantil y reveló que los fines sexuales del perverso son iguales a los del niño. De hecho las perversiones son algo universalmente humano y la posibilidad de cualquier persona de transformarse en perverso radica en la instancia histórica de haber sido niño alguna vez. Los perversos son entonces personas cuya sexualidad es infantil, en lugar de adulta, y esto puede deberse básicamente a una detención del desarrollo o a una regresión. En todos ellos están presentes el complejo de Edipo y la angustia de castración, los cuales estorban su capacidad de disfrutar de una completa sexualidad genital por el temor a la castración, el perverso regresa a aquel compone de su sexualidad infantil que alguna vez, en su infancia, le proporcionó un sentimiento de seguridad o al menos de aseguramiento contra el temor y cuya gratificación fue sentida con especial intensidad a causa de ese reaseguramiento. Esto es, el perverso se nos presenta como una persona cuyo placer sexual está bloqueado por la idea de castración y que, mediante la perversión, trata de probar la inexistencia de tal bloqueo.
Estas personas están apremiadas por distintos impulsos patológicos y su descarga sexual sólo es posible a través de obstáculos y deformaciones; pagan, por lo tanto, un alto precio por el parcial placer que obtienen.
El uso compulsivo de drogas, que cabe incluir entre las perversiones, cubre la necesidad del adicto por lograr algo que no es meramente satisfacción sexual sino también seguridad y autoafirmación.
Esta búsqueda de alivio se ve reforzada por los efectos químicos de las drogas, que adquieren así un significado sutil e imperativo. A nivel consciente el adicto puede buscar esos efectos, pero en otro plano lo que busca es la satisfacción de aquella necesidad interior no resuelta. De esta forma el problema de la adicción – en el modelo psicoanalítico – se reduce a la cuestión de la naturaleza de la gratificación específica que las personas de esta clase obtienen o tratan de obtener, es decir, la satisfacción del arcaico anhelo oral, que es al mismo tiempo anhelo sexual, necesidad de seguridad y de autoestima.
Desde esta perspectiva, puede entenderse que la adicción no tiene su fundamento en los efectos químicos de las drogas, sino en la estructura Psicológica del paciente. Su uso significa la esperanza de una fantasiosa realización, de la resolución de aquel deseo profundo y primitivo parcializado, donde está quebrada la organización genital y desarrollada masivamente la regresión del yo, y donde la libido queda transformada en una energía amorfa de tensión erótica al servicio de las pulsiones.
A mi juicio la solución de estos problemas que enfrentamos a diario – y poco importa que aún no se lo entienda completamente de esta manera – necesita de esta intervención, como también de la de todas las disciplinas relacionadas con la ciencia de la conducta. Sólo así se impondrá el pensamiento científico al pensamiento mágico y los resultados de la ayuda que se brinda a las personas que acuden a nosotros serán cada vez más promisorios y efectivos.
Los ejemplos presentados tienden a mostrar mecanismos, por lo cual son material ilustrativo de casos típicos y de una particular manera de funcionar socialmente.
Por eso este análisis me parece un esfuerzo honesto y creativo a partir del modelo teórico que los autores han elegido, modelo que concurre, con otros enfoques de por sí también valiosos, a enriquecer una tarea difícil, muchas veces frustrante, pero sobre todo de un valor y un humanitarismo que merecen nuestro apoyo y elogio.
Carlos N. Cagliotti
Fundador y Director del CE.NA.RE.SO.